El color de los dientes, como la piel, los ojos, o el pelo, es genéticamente diferente en cada persona. Razón por la que algunas personas tienden a tener un color más amarillento en sus dientes a pesar de limpiarlos y cuidarlos adecuadamente. Además, con el paso del tiempo y con el consumo de alimentos que destiñen, o el tabaco, los dientes pueden cambiar de color. Ante estos casos, la mejor solución es el blanqueamiento dental. Y es que, hoy en día, una dentadura blanca es sinónimo de salud y belleza.
El blanqueamiento dental consiste en aclarar el tono de los dientes para obtener una sonrisa más luminosa. Puede aplicarse a un diente, un grupo de dientes o a toda la arcada. Estas son las ventajas de realizar este tratamiento:
- El proceso de blanqueamiento es muy rápido. Con varias sesiones se puede conseguir un tono más blanco.
- No genera sensibilidad.
- A diferencia de los kits de blanqueamiento de venta libre, no se requiere de la colocación de ningún molde o férulas.
- Al no ser un procedimiento agresivo, no se requiere de un periodo de recuperación.
El efecto es inmediato y se mantiene en el tiempo, aunque en ocasiones puede ser necesario realizar alguna aplicación de recuerdo del producto para mantener la sonrisa más luminosa. Desde nuestra clínica dental en Madrid centro recomendamos que el blanqueamiento dental se realice cada tres meses, en tres sesiones de 20 minutos de duración. También es necesario recordar que los cuidados en casa tras realizar un blanqueamiento en consulta son fundamentales.
Tener unos dientes blancos ya no es solo una cuestión de salud o de estética, es incluso algo que incide en el estado anímico de las personas. Aporta una mayor confianza a la hora de sonreír o incluso reír, evitando la cohibición de muchas personas por miedo a sacar a relucir esos pequeños defectos de su boca.